domingo, 14 de octubre de 2007

La democracia

Estoy convencido de que la mayoría de los políticos que se hayan parado un minuto a reflexionar sobre el tema no creen plenamente en ella, pero la asumen como cobijo conscientes de que, en esta época, es el régimen más estable.
En democracia el pueblo tiene, o cree tener, la posibilidad de cambiar el gobierno cuando es necesario. Esto a veces es realmente inútil, como pasa en nuestro país, gracias a la estupenda ley electoral de la que gozamos que hace a los nacionalistas una fuerza capaz de chantajear a todo el mundo para que España pueda ser gobernada.
Por otro lado, aunque a muchos no le guste, la única doctrina política democrática de raíz es el liberalismo económico. Cualquier tipo de izquierda democrática es un sucedáneo de las ideas nativas del marxismo, que no tienen que ver con el régimen actual. Lo mismo ocurre con derivados del fascismo. Son además bastante parecidos en cierto modo, al tener en mayor o menor medida la economía planificada.
El liberalismo económico, o capitalismo, es por tanto lo que soporta la democracia. Y tiene una ventaja implícita: hace que sea difícil que un país se vaya completamente al garete desde un punto de vista económico por muy inútiles que sean sus gobernantes.
Evidentemente, no es un régimen ni mucho menos perfecto. La democracia obliga a gobernar para la galería, a tener en más consideración la acogida que tendrá entre la población una medida que su necesidad o conveniencia. El caso más sangrante y extremista de esto es Estados Unidos, que por motivos históricos elige a casi todos los cargos públicos relevantes por democracia, politizando muchos ámbitos que no deberían estarlo (Sheriff, jueces, etc, ...). Pero en este defecto está la virtud. El funcionamiento de un país será el reflejo fiel de la inteligencia de sus ciudadanos.
Como ya he dicho, no creo que la democracia sea perfecta, ni creo tampoco que todas las sociedades estén preparadas para ello, por motivos históricos, religiosos, culturales o los que sean, pero de momento no se ha inventado nada mejor, así que deberíamos cuidarla.
Cuando digo cuidarla, me refiero a tener una clase política resposable, capaz de tener el país en orden en todos los sentidos. Las dictaduras no surgen por casualidad.

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