domingo, 27 de julio de 2008

Oda a la imbecilidad

Han hecho falta más de 4 años para que el españolito de a pié se haya dado cuenta de lo que algunos llevamos anunciando desde hace tiempo: ZP no sirve para gobernar. Aún así, ha habido bastante gente que lo ha votado, y que lo volverá a votar aunque dentro de tres años y pico estemos peor que cuando se fue "felipito".
Zapatero nos ha hundido en una CRISIS. Sí, crisis. Y puede llamarme poco patriota por llamarle así, como decía este personaje en los debates con Rajoy. ¿Y qué medidas está tomando para paliarla? Ninguna. No es algo sorprendente. En la primera legislatura poco más hizo que leyes para homosexuales, fomentar el rencor guerracivilista, idear sus alianzas de civilizaciones y morder la almohada en casa de ETA.
Es posible que si en lugar de echar la culpa a Aznar de todos los males del mundo (por ejemplo de la subida del petróleo, aun cuando nunca se dejó de extraer en Irak) y perder el superávit de la seguridad social en bolsa, le hubiese hecho caso a las pocas ideas lúcidas de Solbes (en lugar de desautorizarlo siempre que no le interesa políticamente lo que dice) y se hubiese dedicado a gobernar, nos fuese un poco mejor.
Además, como nos sobra el dinero, nos podemos permitir la creación de nuevos ministerios inútiles, como el de igualdad, donde la impresentable que lo dirige ha conseguido superar en sólo unos meses en incompetencia al mismísimo Moratinos, usando de papel higiénico la violencia doméstica y los derechos civiles todos los días. Me gustaría que algún día explicase en qué va a consistir su famoso teléfono del maltratador. A lo mejor es un número en el que contesta ella y se presta a que los maltratadores se desahoguen insultándola en lugar de agredir a sus parejas.
En fin, Aído es otra muestra, junto con Pepiño, Montilla, Regrás y compañía, de que los partidos de izquierda son, en gran medida, agrupaciones de haraganes que buscan el poder vivir toda su vida del cuento sin tener que demostrar ninguna capacidad.