miércoles, 12 de septiembre de 2007

Pedro Solbes

Es un ministro que, en lo suyo, tiene una gran preparación técnica y en mi opinión, reúne el 90% de la decencia, honestidad y sentido común de este gobierno. No olvidemos que renunció a su cómodo y muy bien pagado puesto de comisario europeo para estar al servicio de ZP.
Sus intervenciones públicas desde hace meses se pueden resumir en algo así como "no hay dinero para el proyecto que acaba de anunciar el Gobierno". Dentro de su partido es un hombre inteligente, aunque nadie le haga caso.
Antes del verano propuso como idea convocar las elecciones en octubre, antes de que se aprueben los presupuestos generales del estado, para evitar a su partido quedar en evidencia con los comicios encima ante el efecto saqueo de los nuevos estatutos de autonomía, sobre todo el catalán, por ellos auspiciado.
Pero claro, el ser una persona cuerda y sincera, en medio de un gobierno bananero que pregona promesas populistas que no sabe si podrá cumplir, se paga caro. Ya le llamó la atención Gabilondo, el mayordomo del PSOE, advirtiéndole de que era un político, no un simple contable (en cristiano "No nos vengas ahora a fastidiar la propaganda").
Y al final pasará lo de siempre. Si el PSOE continúa en el gobierno terminará por hundir la economía, cosa en la que es especialista. Eso sí, yendo de víctima porque fue a base de hacer políticas sociales. Y el PP quedará de malo de la película por tener que tomar medidas evidentemente menos populistas para arreglar este desaguisado.

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