Este siniestro personaje es el responsable, cunto con el aranista Arzalluz del la radicalización extrema del partido nacional-socialista vasco. Ya tiene bastante delito continuar en democracia en un partido fundado por un auténtico precursor del nazismo: Sabino Arana. Era tal su vileza que hoy en día es casi imposible conseguir su obra.
Con todo, el PNV (no olvidemos, la derecha más ultraconservadora y rancia del país) ha sabido hacer su trabajo de maravilla desde que llegó al poder en Vascongadas. Manejando la educación a través de las ikastolas se ha asegurado que las próximas generaciones (incluída la mía) se sientan vascas y no españolas, algo imprescindible para intentar conseguir la independencia a medio plazo en una región con mucha inmigración del resto de España durante todo el siglo XX. Son esos los que molestan a Arzalluz, que llegó a decir que si no fuera por ellos ya habrían conseguido la independencia. Ahora, discriminando a través del idioma y trabas burocráticas, y con la inestimable ayuda de ETA y sus cachorros han creado un clima en Vascongadas que la hace, a pesar de ser una región próspera, un lugar poco apetecible para ir a vivir.
Ibarretxe ha sido el pnuvista que más descaradamente ha mostrado su vena filobatasunista. Ardanza molestaba por ser moderado y por eso lo echaron. Necesitaban a un hombre que supiese recoger los frutos del árbol que agitaba ETA, como dijo Arzaluz. Y vaya si lo supo hacer bien. En el momento más débil de ETA en los últimos tiempos, la segunda legislatura de Aznar, Ibarretxe empezó a fraguar un plan soberanista que volvería a Vascongadas prácticamente independiente (sólo compartiendo la política exterior, para no quedarse fuera de la UE, no es tonto de todo el niño) al ver que los etarras ya prácticamente no tenían "poder de presión" del que beneficiarse.
Evidentemente, ni el mismísimo ZP permitió que el plan saliese adelante (más que nada por electoralismo y por el contexto de terrorismo de la región, que el estatuto de Cataluña no se queda muy atrás de esto).
Luego pretendió estar por encima de la ley, tras haberse reunido con sus amigos batasunos, simplemente porque el lo vale. No olvidemos que siempre se opuso a la ilegalización de Batasuna y que subvenciona las visitas de las familias de los etarras discriminando el resto de presos fuera de la región. Por supuesto se pasa por el arco de triunfo la ley que obliga a ayuntamientos, juzgados y demás edificios públicos a tener la bandera española.
Hoy ha venido a cumplir la amenaza que ya lanzó desde el congreso (impresentable que su propuesta hubiese llegado hasta allí) de convocar un referéndum ilegal acerca de la independencia vasca. A pesar del disparate y la ilegalidad del asunto, no estaría de más recordarle a este hombre algo que ya sabe: muchos no nacionalistas residentes en Vascongadas no van a votar coaccionados por todo el entorno etarra. Así cualquiera gana las elecciones.
Por eso este referéndum tiene la misma validez que la escritura de una choza.
Con todo, el PNV (no olvidemos, la derecha más ultraconservadora y rancia del país) ha sabido hacer su trabajo de maravilla desde que llegó al poder en Vascongadas. Manejando la educación a través de las ikastolas se ha asegurado que las próximas generaciones (incluída la mía) se sientan vascas y no españolas, algo imprescindible para intentar conseguir la independencia a medio plazo en una región con mucha inmigración del resto de España durante todo el siglo XX. Son esos los que molestan a Arzalluz, que llegó a decir que si no fuera por ellos ya habrían conseguido la independencia. Ahora, discriminando a través del idioma y trabas burocráticas, y con la inestimable ayuda de ETA y sus cachorros han creado un clima en Vascongadas que la hace, a pesar de ser una región próspera, un lugar poco apetecible para ir a vivir.
Ibarretxe ha sido el pnuvista que más descaradamente ha mostrado su vena filobatasunista. Ardanza molestaba por ser moderado y por eso lo echaron. Necesitaban a un hombre que supiese recoger los frutos del árbol que agitaba ETA, como dijo Arzaluz. Y vaya si lo supo hacer bien. En el momento más débil de ETA en los últimos tiempos, la segunda legislatura de Aznar, Ibarretxe empezó a fraguar un plan soberanista que volvería a Vascongadas prácticamente independiente (sólo compartiendo la política exterior, para no quedarse fuera de la UE, no es tonto de todo el niño) al ver que los etarras ya prácticamente no tenían "poder de presión" del que beneficiarse.
Evidentemente, ni el mismísimo ZP permitió que el plan saliese adelante (más que nada por electoralismo y por el contexto de terrorismo de la región, que el estatuto de Cataluña no se queda muy atrás de esto).
Luego pretendió estar por encima de la ley, tras haberse reunido con sus amigos batasunos, simplemente porque el lo vale. No olvidemos que siempre se opuso a la ilegalización de Batasuna y que subvenciona las visitas de las familias de los etarras discriminando el resto de presos fuera de la región. Por supuesto se pasa por el arco de triunfo la ley que obliga a ayuntamientos, juzgados y demás edificios públicos a tener la bandera española.
Hoy ha venido a cumplir la amenaza que ya lanzó desde el congreso (impresentable que su propuesta hubiese llegado hasta allí) de convocar un referéndum ilegal acerca de la independencia vasca. A pesar del disparate y la ilegalidad del asunto, no estaría de más recordarle a este hombre algo que ya sabe: muchos no nacionalistas residentes en Vascongadas no van a votar coaccionados por todo el entorno etarra. Así cualquiera gana las elecciones.
Por eso este referéndum tiene la misma validez que la escritura de una choza.